La clase pasada hablamos sobre quien sin duda es uno de los más importantes arquitectos de la historia, Oscar Niemeyer, quien nos cuenta sobre lo que impulso sus obras, la curva.
No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein. — Oscar Niemeyer.
Brasilia, fue diseñada casi en su totalidad por el, la residencia del Presidente (Palácio da Alvorada); el Congreso Nacional (la Cámara de los Diputados y el Senado Federal); la Catedral de Brasilia; el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería; la sede del Supremo Tribunal Federal; los edificios de los ministerios, y la sede del gobierno, el Palacio del Planalto.
Su exilio, a mi parecer, le sirvio para llevar su arquitectura hacia nuevos horizontes. En Argelia diseña la Universidad de Constantina y en 1970, la mezquita de Argel. En Francia crea la sede del Partido Comunista Francés, el Place du Colonel Fabien, y en Italia la sede de la Editora Mondadori. En Portugal realiza una obra en la ciudad de Funchal, el Pestana Casino Park. Otro diseño sobresaliente es la Mezquita Estatal de Penang en George Town, la capital del estado de Penang (Malasia), realizada en los años setenta.
Aunque discuto un poco su forma de ver a la mujer, para mi, solo la toma como un objeto desnudo para sacar curvas; sin duda Niemeyer nos enseña esa arquitectura diferente, dejando de lado la simetría y la monotonía, haciéndonos querer volar más como arquitectos, ser libres.
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